La novela romántica es mucho más que un chico conoce chica, y los millones de fieles lectores que acumula en todo el mundo lo saben. Cuando yo empecé a escribir novela romántica, en mi entorno me decían que era un género fácil. Que bastaba con echarle un poco de sal y pimienta a la historia de cómo Fulanito había conocido a Menganita y poco más. Me lo repitieron tanto que acabé por creérmelo. «Me pongo y, en un par de meses, la termino», me dije.

Y una porra (con perdón). Me di cuenta de que era mucho más difícil de lo que imaginaba. Al menos, si quería hacerlo bien. Bien DE VERDAD. Porque sí, una puede plasmar una idea que se le ha ocurrido, echarle un poco de sal por aquí y un poco de pimienta por allá, pero el problema es que esa no será una buena novela. Será otra novela más, una que resulte entretenida y pasable, como mucho.

Y la competencia en el género romántico ahora mismo es lo bastante feroz como para no poder permitirnos el lujo de que nuestra novela sea «otra más».

Para que tu novela llegue de verdad a los lectores y les deje esa «resaca emocional» que todos andan buscando, y que cualquier autor anhela conseguir, debes currártelo mucho. Debes conocer la técnica, las claves, los métodos que te harán triunfar, y que lograrán que tu novela DESTAQUE entre las decenas y decenas de libros románticos que se publican cada semana.